Los creadores supremos de los valles de las montañas rocosas canadienses fueron los glaciares. Sus grandiosas paredes de hielo coronan los picos combinando el blanco puro de la nieve, con el gris del hielo sucio y el azul incandescente del hielo fosil. Con toda su grandeza, estos glaciares que hoy reinan en las cumbres no son sino meras caricaturas de las inmensas masas de hielo que formaron estos valles inabarcables. Estos gigantes van sucumbiendo poco a poco al calor, heridos de muerte, agonizan presas del calentamiento global que los transforma en otra fuerza de la naturaleza de similar capacidad creadora, el agua.
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