Este verano estuvimos en Birmania o Myanmar antes que saltara a los medios de comunicación. Pasamos desde Tailandia y ya nos impresionó lo que puede cambiar la vida en tan solo unos metros, a un lado y otro de una frontera.
Visitamos varios templos y pudimos conversar con los monjes y compartir su tiempo. Me llamo la atención su gran cultura y conocimiento. Los templos son como oasis de paz y sabiduría dentro del caos y pobreza del país.
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