En una parada en el desierto de Wadirum nos acercamos a la jaima de un beduino. Nos recibió descalzo sobre la arena a las puertas de su jaima, con su mujer e hijos, donde vive criando su ganado en medio del desierto.
Nos enseñó orgulloso sus ovejas.
Es inevitable pensar en el abismo que nos separa en cuanto a formas de vida y a la vez todo lo que compartimos.
Desierto de Wadirum, jordania.
Enero de 2007
2 comentarios:
Bello viaje. Como a mi me gusta viajar, mezclándote y sabiendo de sus gentes, de sus costumbres. Hace unos meses unos amigos hicieron este viaje, e iban con todo organizado, a toque de silbato. Sólo veían lo que los guías querían que vieran. Viajar pa eso...... tontería. Buenas fotos. No dejes de contar más. Es un viaje fascinante. Me gusta tu blog.
Un saludo.
Buen trabajo :)
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