25 oct 2007

El pueblo Akha

La tierras del norte de Tailandia tienen dos grandes atractivos: las selvas y los pueblos que la habitan.
Mucho antes que la globalización fuera un termino de moda los acontecimientos del mundo cambiaron profundamente la forma de vida de estos pueblos aislados en las remotas selvas del triángulo de oro. Y todo por una planta que cultivaban desde siempre y por la que los occidentales mostraros un desmedido interés. Creando primero un floreciente mercado y prohibiendo finalmente su cultivo: el opio.


Mujer de la tribu Akha. ChianRai, Tailandia.

24 oct 2007

Homo horribilis

En Bangkok queríamos ir a un espectáculo de serpientes y después de un buen rato preguntando y regateando, tomamos una lancha y nos llevaron a un lugar perdido entre un laberinto de canales. Allí además de las serpientes había un pequeño zoo con animales autóctonos de la selva, en unas condiciones deplorables, muchos de ellos atados, en jaulas oscuras en medio de la suciedad y el olvido, ... una mala experiencia. Tailandia esta deforestando sus selvas a marchas forzadas para convertirlas en pastos y campos de cultivo. La población rural no parece considerar las selvas como un bien a conservar sino como como un enemigo y una fuente de alimentos tanto vegetales como animales.


Ver estos animales privados de libertad, dentro de jaulas diminutas e infectas fue un espectáculo impactante. Sus miradas vacías reflejan toda la injusticia y locura debastadora de la humanidad contra el planeta.

8 oct 2007

Myanmar: La fuerza de la razón

Este verano estuvimos en Birmania o Myanmar antes que saltara a los medios de comunicación. Pasamos desde Tailandia y ya nos impresionó lo que puede cambiar la vida en tan solo unos metros, a un lado y otro de una frontera.


Visitamos varios templos y pudimos conversar con los monjes y compartir su tiempo. Me llamo la atención su gran cultura y conocimiento. Los templos son como oasis de paz y sabiduría dentro del caos y pobreza del país.


La fuerza del conocimiento


La fuerza del futuro


La fuerza de la inteligencia


4 oct 2007

El dolmen de Aguastuertas

En el valle de Hecho (Huesca), pasando la selva de Oza y al final del valle de Guarrinza, tras una subida franqueada por hermosas cascadas esta el valle de Aguastuertas. Además de su increíble belleza me gusta especialmente por su dolmen. Estar al lado de este monumento megalítico me provoca una sensación extraña, es como un túnel del tiempo, como un cortocircuito entre nuestro presente y el pasado más remoto de la humanidad, 4000 años atrás.


Pese al tiempo y la enorme diferencia que nos separa hay una cosa que coincidimos con los hombres que lo construyeron, a ellos también les gustaba este valle y puede que sintieran las mismas sensaciones que nosotros al contemplar la enorme y serena belleza de este lugar.