Las vistas desde el avión de la isla de Spitsbergen son impresionante, glaciares y más glaciares, nieve y hielo cubrían los profundos valles solo dejando asomar los afilados picos de las montañas.
A lo lejos se podía ver el océano glaciar ártico, descongelado cerca de la costa en estas fechas estivales de 24 horas de luz y más allá la placa de hielo que constituye la basquisa ártica, el destino de nuestro viaje.
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